El autorretrato y el retrato: Dos formas de ver y ser vistos por el mundo
Las formas de representar visualmente son infinitas
que recaer en la repetición es un vil acto para nuestras capacidades, sin
embargo, dos géneros pictóricos han sido, a lo largo de la historia, apreciados
por retratar al alma humana desde la mirada clave del pintor, un ejercicio de
conocimiento que desvela, como la realidad es propia para cada persona, los
puntos de vista toman vital importancia pues dan un sentido personal a lo que por
naturaleza es universal.
Los ojos y las manos curiosas marcan el origen:
"Autorretrato a los 13 años" de Alberto Durero, unos de los primeros autorretratos conocidos |
En las épocas más tempranas de nuestra existencia
como homínidos conscientes del espectro visual que se nos presentaba, la
reproducción de sus vivencias, fauna, así como la propia representación de sus
semejantes, comenzaron a rellenar las paredes de las cuevas. Son entonces las
pinturas rupestres, las primeras demostraciones del deseo del ser por replicar
la naturaleza misma, posteriormente se realizaron las primeras obras de
carácter tridimensional, con la escultura, a menudo enfocada al simbolismo casi
abstracto.
El autorretrato en sus orígenes pictóricos más
formales, era un medio para firmar las obras, un reconocimiento autoimpuesto en
las eras del medioevo cuando el artista no gozaba de un tratamiento mayor al de
un artesano; fue entonces con el inicio del renacimiento que los autorretratos
se atribuyeron a símbolos de mayor valía, algunos de manera discreta,
representándose en los bordes de los lienzos hasta escalar a creaciones de
mayor magnitud, donde el protagonista era exclusivamente el artista.
El retrato por otro lado, prometía desde sus inicios,
un estudio a profundidad de la esencia del retratado, pese a disponer de poca
libertad para hacer uso de la creatividad, el grado de sensibilidad del artista
jugaba un papel importante en la obra, la forma en como interpretaba los rasgos
y como sutilmente entreveía el estado de ánimo del modelo y a su vez, incluso a
veces el del propio pintor. La humanidad es digna de ocupar los lienzos:Autorretrato de Leonardo Da Vinci Demuestra la destreza que dignifica tanto al artista. Con la llegada del pensamiento humanista, los autorretratos eran ya celebrados y apreciados por los mecenas de los artistas. La jerarquía social sufrió una transformación de sus intereses, posicionando a los pintores en un mayor rango y permitiendo que su imagen adquiriera una mitificación casi divina de sus habilidades, además sus virtudes se expandieron a otras áreas, introduciéndolos al mundo de la ciencia, donde destacaba particularmente la fisionomía y la anatomía. Las ansías artísticas encuentran sinuosos caminos en las distintas épocas:Fragmento de la pintura "Los esposos Alnorfini" del pintor flamenco Jan Van Eyck. Se muestra un espejo convexo Es relevante mencionar, como los artistas
enfrentaron dificultades en su esfuerzo por ejercer ambos géneros, previo al
Renacimiento era común el uso de los espejos convexos que ocasionaban una
distorsión óptica, por lo que conseguir una apropiada representación de sí mismos,
se convertía en meramente un deseo que escapaba a la realidad y sus
posibilidades.
Desde la invención del retrato, la facilidad de su
reproducción residía en la observación del modelo a una distancia considerable,
obviando lo laborioso de trazar los rasgos con precisión para asemejarse con
exactitud al retratado, la tarea resultaba favorecedora, sin embargo; la
intención de algunos pintores era el de pintar a personajes de la historia
distintos a su época, convertir su apreciación en una obra visual de aquellos
héroes del pasado, por lo que debían guiarse de las descripciones de su
apariencia y personalidad difundidas y a menudo alteradas por sus divulgadores.
La era contemporánea exige la introspección del artista:"Retrato de George Dyer en un espejo" Francis Bacon otorga su visión distorsionada de la realidad El pintor Vincent Van Gogh demuestra su creatividad con sus famosos autorretratos En la modernidad, estas prácticas conforman un elemento
indispensable en el portafolio de un artista, los retratos exponen la visión
que le ha conducido a trazar a cierto ser o seres en el lienzo, la
especificación del estilo, la gama de colores, incluso el fondo, nos
proporcionan más detalles de la profundidad del inconsciente, pueden entonces
plasmar sus intenciones a través de la figura ajena y como es esta, a su vez
azotada por el interno mundo imaginario del pintor.
El autorretrato se considera el medio predilecto
para realizar una introspección, desgarrar el alma con todas sus capas para así
develar el núcleo, la semilla de su existencia, motivo de su permanencia en el
campo terrenal, por tal razón la simple presencia del espectador ante la figura
plasmada en el lienzo, puede considerarse como una visita al alma del pintor,
que con base de sus vívidas experiencias ha compartido su espíritu con cada ser
que ha cruzado su camino, es entonces una fusión de almas, el prójimo
convirtiéndose en una parte más de uno mismo. ¡Hola, querido lector! Estos días se me había dificultado subir nuevo material, sin embargo; he vuelto a la normalidad, como siempre espero lo disfrutes y si lo deseas, puedes escribirme un comentario. |
Me encanta la relación de estos temas.
ResponderBorrarMuchísimas gracias por comentar y me alegra que hayas disfrutado de la lectura.
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